miércoles, 3 de abril de 2013

Sal con la música a la calle



La música viene existiendo desde hace siglos. Es una materia que sirve de inspiración a las personas, que puede hacer sentir y provocar innumerables sensaciones, hacer florecer sentimientos en lo más recóndito de quien lo escucha y, por supuesto, de quien lo compone e interpreta.


En la actualidad la música, y sobre todo el rock, está siendo castigada muy injustamente: los políticos lo criminalizan mostrándolo como algo violento e irracional; los managers, empresarios, promotoras, discográficas y demás mafia lo están convirtiendo en un negocio del que se lucran bestialmente a una escala desproporcionada en la mayoría de los casos y sin un ápice de moralidad; la mayoría de los bares y salas de conciertos también tratan de aprovecharse del trabajo de los grupos para beneficiarse en su negocio; y nos quedan los músicos, ¿qué papel juegan los músicos en este ajedrez? Pues por desgracia no son más que unos meros peones utilizados como moneda de cambio por todos los anteriormente mencionados para su juego capitalista. Pero está en sus manos, ESTÁ EN NUESTRAS MANOS, el hacer que esto no siga siendo así. El papel que deben asumir los músicos en la actualidad es el de defensores de la música, somos nosotros quienes tenemos que defender el amplio significado de esa palabra, quienes podemos y debemos demostrar que la música no es violencia, la música es cultura; la música no es ruido, es arte; la música jamás debe de ser un negocio, la música es expresión y sentimiento, y con eso no se negocia. Al músico no se le puede coartar y censurar, al músico se le debe apoyar, valorar y RESPETAR.

La música como parte de la cultura que es, se debería fomentar y no obstaculizar. Dentro de la música y sus variedades hay muchas interpretaciones y prejuicios, quizás la más castigada y apaleada sea el rock. Al rock y todas sus vertientes, por lo general, siempre se le intenta hacer callar desde arriba. Será su espíritu reivindicativo, su mensaje de rabia y su lucha de libertad por lo que cada vez es más complicado hacer y, sobre todo, mostrar en directo.

Algo tan especial, tan básico y a la vez tan imprescindible como es la música debería tener una inmensa libertad de interpretación y de expresión, pero sin embargo cada vez está más manipulado y en la sociedad actual han conseguido inculcar otros valores, mucho menos éticos y por desgracia cada vez más extendidos, que impiden que la gente vea a la música como lo que es, una parte de la cultura con la que podemos expresarnos, manifestarnos y comunicarnos.

Mojándonos un poco más, y centrándonos de nuevo en el amplio abanico del rock (por supuesto que no es el único, pero me voy a centrar un poco más en él debido a que abarca una inmensidad de estilos que nacieron a partir de esta base), podemos decir que los intereses son claramente exterminar el germen combativo y espíritu rebelde que siempre ha llevado consigo y por otro lado masificar el consumo de las músicas menos críticas, más “comerciales”, las que no despierten la mente de las personas y por consiguiente las que menos quebraderos de cabeza les pueda dar.

Cada día que pasa son más las trabas que se le ponen para sobrevivir. Cada día se censuran más y más conciertos, se cancelan más festivales, se cierran más salas y, por consiguiente, se rompen más ilusiones y se desprecian los esfuerzos de quienes ponen todas sus ganas en esto, puesto que no debemos olvidar que no es sólo música y ya está, sino que es actitud, es una forma de ver e interpretar la vida.

Yo no puedo llegar a entender cómo las leyes, en lugar de facilitar y proteger la música, se dedican a prohibir y silenciar su expresión. No me entra en la cabeza, por ejemplo, que un músico no pueda salir a la calle a practicar o a exponer su creatividad, arriesgándose si lo hace a ser denunciado, multado y requisado su material. Es algo que desde arriba se lleva décadas persiguiendo y que lo han conseguido consolidar como una creencia, como una costumbre entre la conciencia adormecida de la gente. Ya todos tenemos asumido y aceptado como idiotas que es así y que así será, pero... ¿y por qué cojones tiene que ser así? Yo entiendo por supuesto que hay que controlar y aceptar unos límites que no se deben sobrepasar, mi libertad empieza donde termina la de quien está a mi alrededor, entiendo que se deben respetar unos mínimos de no llegar a molestar a los demás en cuanto a decibelios, ruido, espacio, etc... pero siempre que se respeten estos términos ¿por qué no puede salir un cantautor con su guitarra a las calles de Madrid? ¿Por qué yo no puedo organizar un concierto con mis amigos en la plaza del pueblo con la opción de que la gente se una y personas que ni se conocen acaben unidas por un gusto en común como puede ser la música? ¿Por qué hay tanto hijo de puta reunido en el Senado que hace su vida libremente robando y quebrando al país mientas gente como Pablo Hasél, S.A., Su Ta Gar, Juanra (KOP), Lorenzo Morales (LMDC, El Noi Del Sucre), Los Chicos Del Maíz... y un extenso etcétera son censurados, detenidos y condenados simplemente por expresar sus ideas a través de la música? ¿Por qué un hijo de puta trajeado con el maletín repleto de fraudes sigue en su puesto viviendo del cuento mientras un mendigo es detenido y humillado sólo por tocar su acordeón en la calle? ¿Por qué la gente que menos talento tiene para la música es la que más se está forrando en estos momentos mientras hay verdaderos artistas que tienen que pagar por poder interpretar sus temas en público?


Yo empecé a escribir este artículo a partir de una reflexión que se me pasó por la cabeza y me dejó apagado, pensativo, triste... y que pasó a ponerme furioso, cabreado y dispuesto a intentar cambiar algo. Sé que una nota sola no compone una canción, sé que una hormiga no mueve una montaña, pero también sé que una nota es la que comienza a dar paso al resto, la que hace que todo empiece, y que una hormiga acompañada de muchas más puede hacer temblar no una montaña, sino un valle entero. A muchos todo esto les sonará a ida de olla, a utopía, a que “el tío este se aburría y se ha motivao escribiendo”, pero yo sé que entre los que al leerlo me consideren loco, seguro que hay alguno que dentro de su no-cordura piensa igual o muy parecido a mi, y seguramente este amasijo de palabras no llegue a ningún lado, muchos ni se habrán molestado en leerlo al ver que tenía más de dos párrafos y no había fotos ni dibujos. Tristemente es a lo que nos estamos acostumbrando...
Pero también puede que algún otro “iluso” haya sentido esa mala hostia por dentro, esas ganas de salir con la guitarra como arma y las palabras como munición a la puta calle a contar sus historias, que para eso están escritas y somos libres de contarlas a quien quiera escuchar, esas ganas de salir a la plaza de su pueblo/ciudad y a golpe de generador poner en oídos de quien guste las canciones de su grupo, esa rabia que se concentra en el pecho, la garganta y explota en la cabeza al desear salir a gritarle al alcalde que él no es nadie para encerrar algo tan libre como es la música. Por eso, volviendo a la realidad, y aunque suene algo disparatado, yo asumo la iniciativa de un llamamiento a una revolución musical en las calles, que nadie prohíba poderle mostrar a los demás nuestras ideas, nuestros sentimiento, nuestros mensajes, sean cuales sean.

Y extiendo el llamamiento a todos los grupos, músicos, bailarines, escritores, pintores, poetas, actores... a todos los artistas y, en definitiva, a todas las personas, a que lleven la cultura, su cultura, nuestra cultura, al sitio donde tiene que estar y donde jamás se debiera censurar, al lugar donde más libre puede ser: LA CULTURA A LAS CALLES.

Y no digo que ahora salgamos todos en tropel a la calle cual rebaño desbocado, sino que nos planteemos de verdad el dejar de pedir permiso a nadie para expresarnos, a que vayamos caminando por las calles y en cualquier momento y en cualquier lugar nos podamos encontrar a un grupo tocando en la esquina de la plaza, en el prao del vecino o en el parking del supermercado. A que le quitemos el miedo a las multas y sanciones, a que no nos dobleguemos a sus malditas leyes, a que no nos utilicen como mercancía: hoy te llevo detenido por tocar en la calle y mañana te contrato para tocar y que me traigas a la gente a consumir a las fiestas del pueblo. A que por fin demos el paso y seamos capaces de demostrar que el pueblo, tanto en esto como todo en la vida, también tiene voz, que porque hayan salido elegidos en su asqueroso sistema político ellos no son nadie para permitir o impedir que cualquiera se exprese libremente sea cual sea el medio. A que todos los grupos nos unamos, nos apoyemos y seamos valientes, que salgamos a tocar a la calle cuando tengamos algo que decir, no cuando ellos quieran dejarnos hablar.


Las cosas cada vez están más difíciles y nadie las facilita, los pequeños grupos que empiezan cargados de ilusión cada vez tienen más complicado sobrevivir, los bares y salas no se arriesgan a organizar conciertos y entre los pocos que lo hacen, hay muchos que es a costa de los grupos locales que acaban pagando por tocar. Es hora de ser valientes de una puta vez, de romper este esquema que se han montado a su medida, de demostrarles que ni el negocio musical ni las “trabas legislativas” que nos imponen serán suficientes para callar nuestras voces, es hora de hacer ver que cuanto más nos compliquen las cosas más hay que demostrarles, incluso también a nosotros mismos, que la música no tiene dueños y pese a que traten de impedirlo la música es libre, nuestras ideas son libres, nuestras voces son libres, la cultura debe ser libre, y por mucho que les joda... ¡¡¡AÚN QUEDAN CANCIONES para dar y tomar!!!


trocolillo

1 comentario:

  1. Ya sabes que siempre apoyé la idea de tocar en la calle, no tuvimos el apoyo ni la iniciativa del grupo en su totalidad. No culpo de nada a nadie pues yo hasta la etapa final no empecé a tirar del proyecto.
    Lo que quiero decir es que no puedo estar más de acuerdo con tu escrito, que le jodan a los alquileres de salas, a las comidas de poya para conseguir permisos de conciertos, que le jodan a las sanciones y a la censura de libertad musical. Vivir libres, tocar sin miedo.
    Troco, alguien siempre te leerá, sigue escribiendo desde esa actitud que tienes por la musica que pocos apoyaron y aprovecharon, otros lo empezamos a valorar ya muy tarde.

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