martes, 3 de diciembre de 2013

Reseña del EP homónimo de MaldiA


Hace ya un tiempo que pude hacerme con la copia física de este EP. 
Lo escuché, me sentí genial, con energía tras la escucha… Lo llevé en el coche, en el reproductor mp3, pero no me lancé a escribir, a ponerme delante de un papel y reseñaros que se esconde tras estos seis temas. 

Pero mirad que os traigo, ¡dadle a Leer más para leer esta humilde crítica del trabajo de los lucenses MaldiA!


Nos encontramos ante la primera demo de estudio de MaldiA, grabada en Braga (Portugal), en Ultrasound Studios. Antes de este EP, los lucenses grabaron y autoeditaron una maqueta en 2008, de la que nos llegan dos temas rescatados, los cuales han sido modificados y mejorados.

El bajo nos introduce Bajo mi cama, tema del que habéis podido ver un vídeo, que aquí os dejamos. 



Un tema que musicalmente es muy potente: puro heavy metal, amigos. Guitarras progresivas, dobles líneas, de esas que sabéis que me tienen enamorada, que a finales de la canción se marcaran un solo… ¡vaya solo!, sobre una batería contundente y ruda: oh si, marca MaldiA sin duda. Ya con este primer tema la voz de Neme López te demuestra de lo que es capaz: quizás con las primeras frases no captes los matices y pienses que es otro metalero más, pero espera al estribillo, en donde derrocha calidad y técnica vocal, sacando un chorro de voz que te va a dejar a cuadros. Agudos que para terminar se convertirán en negativos: la voz de la experiencia, nunca mejor dicho.

Uno de los puntos fuertes de los lucenses son las letras. Vas a encontrarte temas en castellano y en inglés, cosa que yo agradezco, variar en idiomas, y cosa complicada, si tus lenguas maternas no son la anglosajona, precisamente. Escucharas cantar a problemas, a situaciones cotidianas: maltrato, justicia poética, crecimiento personal, rupturas sentimentales, 1984 (no es necesario ni presentarlo), soledad y terminamos como lo hacemos cualquier fin de semana, desfasando. Como podéis leer, salen de las banalidades que escuchamos en nuestra cotidianeidad, y, como podréis intuir, lo expresan de tal manera que te llega, que te invita a pensar, a recordar, y, con “esa canción”, esa que seguramente, de todas, va a llegarte muy dentro, a mejorar. Grandes escritores MaldiA.

Y es que Bajo mi cama es la esencia del grupo, si quieres engancharte a MaldiA, mira ese vídeo, que fue un gran acierto por su parte sacar como videoclip. “Tarde o temprano esta venganza es para mi”. Chapó.



Trozos de ti es el segundo tema, cinco minutucos brutales. “Notas en el pecho esa sensación extraña”. No, extraña no, un solazo al más puro estilo heavy metal clásico noventero (el bueno, jejeje, y recordad, es una broma, no saltéis). 
“Conmigo no podrás, he venido a quedarme, soy tu lastre soy tu cruz…”. Para una persona que vive de los ritmos y las letras, y que ha pasado una temporada muy jodida, este tema ha hecho que me levante con fuerzas y lo vea todo de otra forma, y es que, joder, ¡claro que si, EL TIEMPO HIZO DE LAS SUYAS!. Y bueno, me ha invitado a no parar las piernas, que no tengo aquí la batería de mi chico pero intentaba usar el doble pedal para imitar a Antonio Salvador con las percusiones. A mitad del tema Antonio afloja, para dejar que las seis cuerdas, arpegiando, abran paso a melodías más tranquilas para introducirnos la parte lírica más importante y con mayor carga, donde Neme vuelve a hacer de las suyas: deja una potente nota colgada, y a partir de ahí… Explosión de metal.



Ritmo muteado y, ¡bang! Slayed, el tema en inglés. Me da a mi que soy poco imparcial, pero es que los que más me conocéis sabéis de sobra que este tipo de metal me apasiona, jejeje. Aquí hay guturales, que no todo es lírico. Y me atrevo a comparar, toques a Fabio Lione le encuentro a Neme eh, ¿qué os parece? “Ride on!” nos cantan a doble voz, sobre las cuerdas de David Vallé y Jesús Varela, que a guitarrazo limpio y abierto tocan acordes y pequeñas notas a modo de riff muy pegadizos: ahora cuadrado para los más headbangers, ahora un solo estilo Scorpions (o al menos en su primera escucha es lo que recordé), ahora te mezclan graves con agudos creando profundidad. “Now llok what I’ve just become, same fate for myself”.



Bueno, el mal trago lo pasé con Canción sin voz. Intentaré explicarlos que me pasa con esta canción. “Recuerdo el día en que todo terminó dando apenas tiempo para gritarte adiós. Ya no volveremos a ser tú y yo, mi mundo a perdido su color”. Primera estrofa y van directos al corazón, a traerte a la cabeza esos momentos que todos, alguna vez en nuestra vida, hemos sufrido.
El tema, además, comienza con unas notas interpretadas en dos guitarras acústicas: sólo ellas, sus arpegios y unos suaves ritmos de batería. Dobles voces de nuevo, más tranquilas, pero cantadas con puro y puto sentimiento. 

No sé, es complicada analizar esta canción… Es un todo muy completo, muy sentido, muy técnico, de calidad. Hasta ahora no había mencionado las cuatro cuerdas de Ángel Boquete, y aquí, para los menos curiosos, aparecerá más fácilmente reconocible: tónicas que se clavan. “Amanecer en la barra de un bar bebiendo por ti”. Ritmo de las acústicas, el sonido de los cambios de posición en las cuerdas, la suavidad de los platos, un bajo melódico y muy claro, cómo la caja, con sencillez, evoca esta gran canción de desencanto y dolor.



Seguro que te suena 1984, ¿de qué? Pues vamos a ver qué pasa aquí. 
El tempo marcado, muy alto y sin perder compás guía a una guitarra que no cesa en la parte aguda y a guitarrazos abiertos de la otra. A partir del segundo cuarenta eso desemboca en un metal progresivo, donde todos los instrumentos, a fuego, como un bloque, nos demuestran que la madurez musical les ha llegado a MaldiA, porque es más que evidente el dominio y el carisma con los que son capaces de poner música tan evocadora, tan parlante (puesto que en mi caso me transmiten casi tanto o más como las palabras), a unas letras tan descriptivas, tan profundas, y tan delicadamente pensadas. 
Y en este caso, verás que te escupen una puta verdad a la cara en la que se han inspirado: “Tienes fe en el cambio confiando en la humanidad, piensas que nada será igual, un sueño te ha hablado, del lugar donde no hay oscuridad, ¿qué pasará?”. Y estoy segura que al acabar el tema te quedará ese ‘chananana’ que se repite durante los ESCASOS cinco minutos de canción.

Puede que penséis que lo digo con todos los discos que escucho, me llamaréis pesada, pero cuando reseño un disco es por algo, porque me llega de alguna manera. Y aunque me lo recomienden, escribo porque me cuenta y transmite algo, y es que, cuando te implicas con ello, pasa volando, dura demasiado poco.



Recta final. Demacrado reflejo entra directa, como una bala en tu cabeza: el bajo marca un ritmo que me crea un revoltijo (en el buen sentido de la palabra) en la cabeza, una melodía circular, el sueño de cualquier metalhead (aunque luego pasa lo que pasa, que pillamos unos mareos en los directos de la leche).  “Poco a poco veo que me estoy haciendo viejo”, pero nunca se es demasiado viejo para el metal, y menos para el de los lucenses. A ver si también os llaman la atención dos notas que se cuelan por el tema, y no me refiero a cierto efecto ¿bucal? que oiréis al final. 

Ya os daréis cuenta… ¡Guarros!



La noche nos ayuda a despedir este EP. ¡No quiero que se acabe! (ninguna de las dos, que todos somos bichos de la noche, ¡no mintáis!, que alguna vez nos hemos pasado, con whisky, bajo la mirada de la luna llena… “es la noche en que todo te puede pasar”). Qué bien nos conocen estos cinco ases. Este, mirad, por vagueza, es el tema en que me voy a callar. Escuchadle vosotros, que yo me voy a por un trago… ¿Se puede cambiar el whisky por anís?

Y es que poco más se puede decir de MaldiA. Y mirad que me prometí no alargar mucho las reseñas, que me enrollo, y os suelto aquí la parrafada del mes. Pero creedme que estos chicos merecen mucho la pena. 
Por desgracia, al menos desde la visión de una cántabra y de la experiencia de lo que se escucha por aquí, MaldiA no tiene tanta repercusión como merecería, porque está a un nivel que nada tiene que envidiar con los grandes grupos de la década de los ochenta y noventa que ahora muchos idolatramos. Por favor, seguidles, ponedles en vuestro punto de mira, porque no defraudan.

Poco que criticar, puesto que la edición, postproducción y resultado final son exquisitos: genial sonido, tanto de instrumentos como en la voz; cuidado diseño de la caja del disco, en cartón, con su libreto muy completo y agradable visualmente a pesar del negro protagonista; y un nombre y logo acertados y fáciles de recordar.

Mucho que alabar en lo musical y en lo literario, porque son poemas reducidos a notas y palabras que, ¡joder!, te traerán tanta fuerza, vitalidad, pensamientos que te harán recapacitar, incluso algún verso te hundirá, pero… ¿qué te esperas de la música? La música está ahí en lo bueno y malo, y es el puñetero ancla que evita que te pierdas y alejes. 



Disco al reproductor de tu coche, volumen máximo, conducción sin rumbo, y oídos bien abiertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Danos tu opinión